Muchos niños salen cada día de la escuela pensando que no son inteligentes, que no valen. En cambio, aquellos que destacan a nivel académico reciben todos los elogios y la atención por parte de los adultos. Sin embargo, me atrevería a decir que en la mayoría de los casos, tanto unos como otros no tienen una imagen real de cómo son y cuáles son sus verdaderas cualidades. ¿Acaso una nota en un examen de matemáticas nos dice mucho sobre cómo es ese niño?
Las aulas están llenas de talento y seguimos sin prestarle atención. Cada niño es especial, y tiene unas cualidades que le hacen diferente a los demás. Todos, absolutamente todos, tenemos talento. Todos tenemos algo que aportar. Sólo necesitamos verlo. ¿Y cómo lo vamos a hacer si seguimos evaluando de esta manera?
Como maestra, he podido comprobar que precisamente muchos de estos estos niños que tienen la etiqueta de «no brillantes«, tienen un potencial escondido impresionante, curiosamente asociado al ámbito artístico. En realidad es bastante lógico, pues la escuela fomenta un pensamiento convergente. Ellos, en cambio, piensan de manera divergente, haciendo uso continuamente de su imaginación. Son niños muy creativos.
¿Cuántas veces habremos escuchado que ser artista no da de comer? Parece antiguo, pero aún hoy encontramos a padres, e incluso profesores y orientadores reacios a esta elección de futuro, por temor a que sus hijos o alumnos «echen por tierra» su futuro. ¿Acaso existe una fórmula mágica que les asegure un futuro profesional hoy en día?
Aún hoy, parece que arte y educación están reñidos. Las disciplinas artísticas siguen estando en un segundo plano, un extra del que se puede prescindir. Sigue siendo algo opcional que tiene que ver más con el ocio y el tiempo libre, que con un «trabajo de verdad». A pesar de todos los estudios, de la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, del empeño de Ken Robinson por hace ver una y otra vez que las escuelas matan la creatividad… Las artes siguen sin tener el lugar que se merecen. Poco a poco se va haciendo evidente y vamos siendo más conscientes de todo ello, pero no basta con pensar de forma distinta. También hemos de actuar de forma distinta.
Todas las profesiones son importantes y necesarias, y todos tenemos derecho a hacer lo que nos apasiona. ¡Animemos a los niños a que sean lo que quieran ser!