Siempre lo digo. Uno de los objetivos principales de un maestro es que sus alumnos se conviertan en la mejor versión de sí mismos. ¿Para qué? Para que sean capaces de afrontar los cambios que les depara la vida y perseguir sus sueños. En definitiva, para que sean felices. Pero para ello es necesario que les dejemos levantar la vista de sus libros de texto.
Los niños son curiosos por naturaleza, les interesa todo lo que ocurre a su alrededor. Pero cuando les cierras la puerta al mundo pierden el interés, y una vez ocurre esto, se deja de aprender. Porque ya no hay ilusión, ya no tiene sentido.
Mientras están en el aula, la vida pasa, y en ella tienen lugar infinidad de acontecimientos que no podemos pasar por alto, porque son éstos de los que realmente van a aprender. Sí, podemos enseñárselo sin salir del aula pero, ¿de qué sirve aprender (o memorizar, según se mire) un contenido o procedimiento si luego no saben aplicarlo a la vida diaria? Como todos sabemos, una cosa es la teoría y otra muy distinta, la práctica.
Pensemos un momento en nosotros. ¿Qué tiene más valor para nosotros, la retahíla de preposiciones que memorizamos en la escuela, o la primera vez que tuvimos que hablar en otro idioma para comunicarnos con alguien? ¿En qué caso se produjo un aprendizaje real, significativo? Da igual lo que sepamos si no sabemos cómo reaccionar ante una situación determinada o cómo intentar alcanzar nuestra propia felicidad.
El conocimiento es una herramienta necesaria, por supuesto, pero la vida es mucho más que eso. Por eso es importante que los niños salgan, experimenten, exploren, investiguen… Porque así, no sólo estaremos estimulando su curiosidad, estaremos también potenciando su creatividad, la cual tendrán que poner en marcha para resolver cualquier situación. Y teniendo en cuanta la sociedad en la que vivimos, tiene mucho más valor eso que cualquier contenido.
Lo importante es entonces el para qué. ¿Para qué sirven las matemáticas? ¿Para comprar? Pues centrémonos en eso y provoquemos situaciones en las tengan que poner en práctica los conocimientos matemáticos. Porque cuando hay un para qué, el qué cobra sentido.
Más allá de los libros de texto… Hay un mundo por descubrir.
Genial artículo Carolina, vamos a programarlo para compartir con nuestros seguidores. Nos encanta!!
¡Muchas gracias Memoryteca! Me alegro que os haya gustado tanto. Creo que es importante centrarse en el presente y reflexionar sobre qué necesitan nuestros niños. Ellos nos mandan señales constantemente y muchas veces no les damos la importancia que merecen.
¡Gracias de nuevo por vuestras palabras!
Un placer leerte siempre y compartir tus artículos . Programado para el martes 22 a las 16:30 h. , en nuestro facebook y el mismo día en el resto de nuestras redes. Un abrazo Carlonia !! 😉
GRACIAS