Dicen que la unión hace la fuerza, y están en lo cierto, porque las diferencias multiplican. De ahí que la diversidad sea tan enriquecedora. Y esto, los habitantes de este país lo saben bien: El país de los cuadrados.
Los cuadrados miraban a los triángulos de reojo hasta que un terremoto puso todo patas arriba y los triángulos idearon un plan de reconstrucción en unión con los cuadrados. Así nacieron los trapecios, los rombos, los pentágonos, los hexágonos…
Los cuadrados y los triángulos nunca se han llevado bien. Siempre han vivido por su cuenta, al igual que los círculos, con sus normas y sus costumbres, alejados unos de otros. Sin embargo, las circunstancias les obligaron a colaborar y comprobaron que juntos pueden construir nuevas y mejores formas de ver la vida. ¿Seguirá siendo el país de los cuadrados?
Además, a través de esta historia, Francisco Tonucci acerca a los más pequeños el mundo de la geometría, mostrándoles las cualidades y la importancia de cada una de las formas geométricas de una manera muy creativa.
Recordad: ¡Juntos somos más!
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